Bad Bunny, el orgullo de ser latinoamericano y la mística de la silla Monobloc
Reflexiones sobre la identidad, los viajes y lo cotidiano.
Hola lectoras y lectores!!
Welcome a este juego creativo donde comparto historias de personajes que me inspiran, anécdotas personales y todo aquello que me cautiva del arte, la moda y los viajes. nsl me permite explorar nuevas formas de escritura y conectar con ustedes, probando ideas y experimentando en cada paso.
Gracias por ser parte :)
Buena lectura,
Sofi
“Quieren quitarme el río y también la playa
Quieren el barrio mío y que abuelita se vaya
No, no suelte' la bandera ni olvide' el lelolai
Que no quiero que hagan contigo lo que le pasó a Hawái” escucho mientras ordeno mi cuarto. También mientras hago deporte y en el auto con alguna amiga.Me obsesioné con el nuevo álbum de Bad Bunny, Debí Tirar Más Fotos.
El tercer artista más escuchado del mundo, según las estadísticas de Spotify del 2024, afirma su identidad latina con un álbum que mezcla varios ritmos caribeños.
Lo escuché en un momento en el que necesitaba conectar con el hoy y conmigo. Acababa de volver de un viaje largo y no me sentía allá ni acá.
Conocí a pocas personas que verdaderamente amaran su país, que dijeran con orgullo de dónde eran. Escuché a alemanes, estadounidenses e ingleses decir que sus nacionalidades les daba vergüenza.
Conocí personas de esos y otros países que soñaban con vivir en ciudades latinoamericanas, y algunas que lo hicieron y se enamoraron de la cultura, la gente y el ritmo de vida.
El bicho de la insatisfacción le pica a cualquiera, sin importar de dónde venga.
Pienso en la identidad uruguaya, en su cultura.
En Uruguay hay edificios que llevan nombres como 'Mont Blanc' o 'Capri'. Decir que algo 'parece de Europa' es un gran cumplido, y para muchos, mudarse a un país no latino es el máximo logro.
El deseo de asemejarse a lo europeo y distanciarse de lo latinoamericano (dos cosas, a veces, difíciles de separar) puede ser evidente. Algunos conocen la vida y obra de artistas extranjeros, pero ni siquiera el apellido de uno uruguayo. Otros conocen mejor las calles de Madrid que las de Montevideo. Tener una pareja no latina puede sentirse como ganar el 5 de Oro. Escuché a algunos asegurar que en Uruguay no hay descendencia indígena ni su influencia en la cultura. Incluso, no faltan quienes afirman que el país no tiene cultura propia, que se ríen al hablar de algo genuinamente uruguayo o que se sorprenden si algún extranjero se muda al Uruguay.
No puedo decir que, hace unos años, no haya caído en alguna de esas.

Debí Tirar Más Fotos es una oda a Puerto Rico, la isla donde nació Benito en 1994. A través de 17 canciones, rinde homenaje a la riqueza cultural, sonidos y valores de la isla. En una entrevista con Popcast, el pódcast de The New York Times, el artista contó que fue durante una estancia en el extranjero cuando más conectó con la música de su país. Le hacía sentirse cerca de casa.
Empecé a escuchar cumbia y reguetón por iniciativa propia cuando viví fuera de Uruguay por unos meses, hace varios años. Tanto fue así que La Canción, de J Balvin y Bad Bunny, llegó a ser el tema que más escuché en Spotify durante ese año (sin precedentes para un Spotify acostumbrado al rock, el funk, la electrónica y el pop). Y, de tanto que la escuchaba, mis compañeras de cuarto, una rusa y una estadounidense, llegaron a tararearla mientras cocinaban.Me hacía acordar a las salidas con mis amigas y mover el cuerpo como pocas fiestas europeas lo lograban.

De ese sentimiento de añoranza nace Debí Tirar Más Fotos, el álbum más puertorriqueño de la carrera de Bad Bunny hasta el momento. Sus letras hablan de jugar al dominó con su abuelo, de la inmigración, de alzar la bandera de su país, y del perreo, obvio.
Si mi casi nulo conocimiento musical no me falla, diría que los temas 'Nuevayol', 'Baile Inolvidable', 'DTMF' y 'Café con Ron' son algunos de los que hacen de este álbum una propuesta particular dentro de la industria musical dominante. Los ritmos salseros y la plena están lejos de ser tendencias globales, y Bad Bunny mueve el tablero al reivindicarlos.
Debí Tirar Más Fotos parece una invitación a mirar más hacia adentro y menos hacia el costado, a centrarse en la identidad y riqueza propia.
Esta idea me hace acordar a la energía del Tiny Desk de Trueno, del toque de Florencia Núñez que fui hace unos días y a la devoción con la que mi hermano se entrega a los partidos de la liga universitaria y su tercer tiempo (que antes me parecía un plomo y hoy la banco a muerte).También me hace acordar a la exposición La milonga es hija del candombe, así como el tango es hijo de la milonga (Montevideo, 2023) de Juan Campodónico y Andrés Torrón. En la muestra abrazaron con pasión y orgullo la historia de la música uruguaya, a través de 11 artistas y 3 géneros musicales: el candombe, la milonga y el tango.
Campodónico y Torrón compartieron su conocimiento con sensibilidad, belleza y calidad. La muestra me emocionó. La visité varias veces.
La tapa del álbum DeBÍ TiRAR MáS FOToS muestra dos sillas blancas de plástico. Esas que todos conocemos. Son en las que te sentás a charlar con tus amigos hasta la madrugada. Las que están afuera de cualquier almacén o alrededor de la mesa de la casa del balneario.
Aunque le sorprenda a muchos, esa silla tiene nombre y es un ícono del diseño industrial. Tanto que se exhibe en el Vitra Design Museum de Alemania, en el Museum of Modern Art de Nueva York y en el Victoria & Albert Museum de Londres. Según explica la página web de este último, la silla Monobloc no tiene un autor reconocible.
Es producida y adquirida alrededor del mundo y es, en general, ridiculizada como vulgar, barata o kitsch (estética cada vez más en tendencia, cuya fuerza surge como una respuesta al agotamiento de lo meticulosamente cuidado y pensado, lo conocido como aesthetic), por no encajar en los parámetros de exclusividad o rareza, que muchas veces se asocia a lo que es 'de diseño'.
Si bien los orígenes de la Monobloc son inciertos, y las variedades que existen de ella son numerosas (en la tapa del álbum se ven dos diferentes y en la que estoy sentada ahora mismo también es distinta), se la asocia al auge de los experimentos con plástico en el diseño de mobiliario en Europa, a finales de los años sesenta. Ligera, económica y universal, esta silla revolucionó el diseño del mobiliario con su simplicidad y resistencia.
La declaración de Bad Bunny es poderosa: lo cotidiano, lo que parece insignificante, tiene un valor profundo y merece ser celebrado. Invita a apreciar lo que tenemos, lo que somos, y lo que, en muchas ocaciones, damos por sentado. Las sillas vacías en la portada, y el título del álbum, refuerzan esa idea y han sido interpretadas en redes y medios como una metáfora de la inmigración latinoamericana.
”Otro sunset bonito que veo en San Juan
Disfrutando de todas esas cosas que extrañan los que se van (van, van)
Disfrutando de noche' de esas que ya no se dan (dan, dan)
Que ya no se dan (dan)” escucho mientras termino de escribir este texto.
Gran texto. Muy bueno. A escuchar el nuevo disco de BB
Sofia, me gustó mucho este articulo, me parece fascinante la forma en que describes el orgullo de ser sudamericana, uruguaya...valorando tus raíces, tu gente y la idiosincracia uruguaya! Arriba y a seguir NSL.